Samaría, la provincia del centro, estaba habitada por una población que no era puramente judía; desde los tiempos de la invasión asiria (721 a. C.) se habían instalado allí colonos de otras naciones, y las razas y las creencias se habían mezclado.
Cuando comenzó la reconstrucción del templo después del exilio de Babilonia, Esdras no permitió a los samaritanos colaborar en ella, por no considerarlos verdaderos israelitas (Esd 4,1-3). Ellos erigieron su propio templo (Jn 4,20 Samaría: Sustitución del culto. El Espíritu.Jn 4,4-44), pero los judíos lo destruyeron antes de la era cristiana, durante el reinado de Juan Hircano (ca. 129 a. C.). En tiempos de Jesús la enemistad entre samaritanos y judíos era muy grande, siendo peligroso para un judío viajar a través de Samaría. Los judíos, por su parte, tenían a los samaritanos por herejes y paganos y no querían trato con ellos (Jn 4,9).
No hay comentarios:
Publicar un comentario